Nos vemos en la obligación de volver a citar a Alberto Chicote, ¿por qué? Porque nos mueve la curiosidad por saber qué pensaría de que en el lugar donde diariamente comen, toman café y aperitivos cientos de personas, “gracias a la facultad de la empresa por lograr la conciliación de vida familiar y personal mediante turnos partidos con hasta dos horas de parón”; como decíamos, en un lugar donde, en definitiva, pasamos tanto tiempo, tenemos la inesperada visita de un ratón. Puede sonar anecdótico, risible e incluso tierno, ¿quién no ha tenido un hámster, o conocido a alguien que lo tenga? Pero lo cierto es que si lo viese Chicote se echaría las manos a la cabeza y nos recordaría que son un posible foco de infecciones y un claro indicio de insalubridad. 

En una empresa en la que se realizan gastos considerables, según ellos “nosotros compramos barato”, o eso nos dijeron en referencia al comunicado que sacamos sobre el coste de los tornos y taquillas, quizá es que ellos no saben comprar... En una empresa tan manirrota, no deja de ser sintomático que todo lo que guarda relación con la salud de sus trabajadores sea tan secundario: estado de la moqueta, servicios, sillas, cascos, pantallas, etcétera, etcétera... Eso sí, a la hora de las bajas, achuchar al empleado con llamadas interesándose por su estado, mandar a los perros de la mutua a meter más presión y poner pegas con algunos partes médicos por cualquier menudencia, ahí no pierden ni un segundo... 

¿Puede que el ratón se haya quedado encerrado porque no ha fichado a la entrada? 

Aunque bien puede ser que Qualytel arvato haya llegado a un pacto con Disney y el avistamiento sea parte de un proyecto de jefe infiltrado, encabezado por Mickey.