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El Gobierno vende como logro la precariedad y la inestabilidad instaladas en el mercado laboral
CGT recuerda que se trata de crear empleos de calidad, que permitan a la clase trabajadora tener una vida digna, y no de una pugna por cifras entre formaciones políticas y a golpe de titulares periodísticos
Los recientes datos referidos al desempleo muestran una subida del mismo de 26.769 personas en el mes de octubre. Estas trabajadoras, en su mayoría, pertenecen al sector servicios, lo que viene a reflejar la tendencia habitual tras el fin de la temporada estival, donde el turismo también es mayor. Cada año lo vemos y lo comprobamos.
Aunque este aumento del paro, según el Ministerio de Trabajo y Economía Social, afectó casi por igual a hombres y mujeres, son ellas las que soportan las peores cifras, con casi 13.900 desempleadas. Además, se evidencia que en los menores de 25 años el desempleo se instala, afectando a 200.500 jóvenes.
Andalucía sigue encabezando la clasificación por el aumento del número de parados y paradas, con 7.723 personas más al finalizar octubre. Y en cuanto a los contratos que se vienen realizando, los temporales han aumentado un 9’5% con respeto al 2023, siendo un total de 862.812 contratos de este tipo. Los contratos fijos representan un 43’5% del total.
Con el cambio de estación, es decir, el fin del verano y el comienzo del nuevo curso escolar y el retorno a la actividad tras períodos de descansos, el sector servicios experimenta un descenso importante de trabajadores y lo gana, por el contrario, el sector industrial y el de la construcción. También los colegios han aumentado su profesorado con 166.000 profesionales más en los centros de educación.
Para el Ministerio de Trabajo estos datos son “muy positivos”, y lo han argumentado haciendo referencia a que este incremento del número de personas paradas es “inferior” a la media, resaltando que es la cifra “más baja” en un mes de octubre desde 2007. Sin embargo, desde la Confederación General del Trabajo se considera que no se pueden “celebrar” unas cifras -aunque sean más bajas en las comparativas anuales-, mientras hay personas que no llegan a final de mes aun teniendo empleo o no pueden salir de la precariedad instalada en nuestro sistema económico desde hace décadas.
CGT señala que las continuas Reformas Laborales, lejos de acabar con lacras sociales como la siniestralidad y la inseguridad, de reforzar derechos ya logrados y mejorar la vida de la clase trabajadora en general, han permitido (y siguen fomentando) que el empresariado tenga cada vez más control sobre la vida de las personas y goce de mayor impunidad cuando comete abusos contra los derechos fundamentales de la gente.
Los contratos temporales siguen siendo “lo habitual” a pesar de que hayan aumentado otro tipo de acuerdos entre empleadores y empleados. Esto, unido a otras realidades, como el difícil acceso a una vivienda digna o el aumento del nivel de vida, hace imposible que las personas de clase trabajadora puedan tener o emprender proyectos de vida propios y desarrollarlos en sociedad.
CGT considera que en el Gobierno del Estado español, y en los anteriores también, se está más preocupado o pendiente de “vender” a través de la prensa unas cifras mejoradas de unos datos que, más o menos, reflejan que las características del mercado laboral son sólidas y costará mucho esfuerzo poder revertirlas.
En breves semanas comenzará una nueva etapa y con la campaña navideña volverán a vendernos como logro que muchas empresas contraten personal y por lo tanto la Seguridad Social gane afiliados. Sin embargo, sabemos que es solo una ilusión, puesto que la mayoría de estos contratos solo será para un tiempo concreto (Navidad), y no creará ningún empleo de calidad.
Por otro lado, es lamentable para la CGT comprobar cómo los grandes “sindicatos” se posicionan al lado de estos números, sin realizar una crítica de lo que se esconde detrás de los mismos, y a la vez fomentan con sus acciones, firmas y desmovilizaciones sociales, el conformismo y la resignación.
Otro reparto de la riqueza es posible, como también lo es la distribución del empleo, por eso desde la CGT se muestran en contra de que a la población se le venda como un logro la realidad en la que durante décadas un grupo de gobernantes “populares” y “socialistas” han decidido imponer a millones de personas que ven cómo sus derechos y libertades retroceden cada día un poco más.
CGT considera que la única forma de revertir las consecuencias de las decisiones injustas políticas y empresariales es luchando cada día en los centros de trabajo y en las calles, junto al resto de personas que sobreviven y malviven. La importancia de luchar para conseguir una reducción de la jornada laboral que vaya encaminada hacia las 30 horas semanales, es algo primordial para la CGT. Una reducción de la jornada laboral sin reducción de salario que nos lleve a una mejor conciliación de la vida laboral, familiar y personal, que nos lleve a un mejor reparto del trabajo y de la riqueza, que nos encamine hacia una sociedad más feminista, que nos encamine hacia un mundo más ecológico, en el que la solidaridad, la autogestión y el apoyo mutuo sean sus pilares fundamentales. La concienciación sigue siendo el motor que puede movilizar a la gente a la hora de lograr mejoras para nuestra clase social.
Secretariado Permanente del Comité Confederal
“Más madera…aún no son suficientemente esclavos”
La historia se repite no en forma de farsa, sino de tragedia. El capitalismo neoliberal autoritario jamás tiene suficiente con el sufrimiento de las clases asalariadas, pensionistas y de quienes ocupan los últimos peldaños de la escalera social (migrantes, especialmente).
El Círculo de Empresarios, que pertenece a la oligarquía más poderosa de este país de países, vuelve a la carga, en estos tiempos de desclasamiento y derrota por goleada de las clases obreras.
Quieren más madera en la hoguera de la barbarie capitalista y marcan la agenda a los políticos que gestionarán el próximo cuatrienio en lo referente a todas las políticas: laborales, sociales, ambientales, libertades, derechos…
Abogan por recuperar la contratación temporal, abaratar la indemnización por despido para los contratos fijos, introducir la mochila austriaca en el sistema de relaciones laborales, bajar las cotizaciones sociales a las empresas, elevar la edad de jubilación hasta los 72 años y suprimir los impuestos a la riqueza.
El balance de lo que supuso la crisis-estafa del 2008, la pandemia después y las tensiones geopolíticas de los dos últimos años (guerras, mercados interrumpidos, escasez de materias primas y recursos, inflación, migraciones, refugiadas, etc.), con sus consecuencias sociales, humanas, económicas y políticas, no puede sino ser resumido en que nos encontramos en una época horrible, que ha hecho retroceder movilizaciones sociales en la defensa de la vida y de los bienes comunes: vivienda, sanidad, dependencia y educación, especialmente. Al mismo tiempo, la cultura del miedo y la incertidumbre genera desafección de lo social y un aumento del individualismo, entendido este como la preservación de lo propio (sea mucho, regular o miseria).
El capitalismo neoliberal autoritario nos ha alejado de lo colectivo, del apoyo mutuo y la cooperación, como la única manera de salvación de todos y todas (incluido el planeta).
La inmensa mayoría de los gobiernos del mundo siguen dando pasos suicidas en este sentido y supeditan los intereses comerciales, especialmente a dictado de las grandes corporaciones mundiales, a la salvaguardia de la vida decente en el planeta y el respeto de los Derechos Humanos esenciales para la vida.
Uno de los problemas más graves lo encontramos en quién y cómo se pagan las deudas: la deuda de los rescates financieros; la deuda de los fondos europeos de recuperación; la deuda de esa transición energética para enfrentar el problema del cambio climático; la deuda de los miles de millones con los que se financió todo el tejido empresarial durante la pandemia (salarios, cotizaciones sociales), pero sin tocar sus cuentas de resultados; las deudas de los hogares atenazados por las subidas de los tipos de interés y la disminución de sus rentas debida a la inflación y los topes salariales en los convenios…
¿De dónde van a salir los dineros para afrontar esta multi crisis social, laboral, climática y también de modelo de gobernanza? ¿Qué capacidad tienen las clases obreras y las personas vulnerables
para la reversión de los derechos comunes esenciales (trabajo digno y/o rentas universales; casas, energía, sanidad, educación, cuidados…)?
Las oligarquías empresariales sí que tienen un programa claro, nítido y autoritario: el mercado de trabajo, las relaciones laborales, deben volver a los sistemas de servidumbre, y aún mayor vaciamiento de los derechos que hasta ahora se tienen desde el lado del trabajo.
La mochila austriaca, no es sino un vaciamiento del derecho a no ser despedido sin causa y a ser indemnizado por el daño causado y tener derecho a una reparación de este, a la vez, que sirva de escarmiento para el empresario delincuente que incumple las más elementales reglas (legalidad) de lo constituido en la Constitución Española, el Estatuto de las personas trabajadoras y la Carta Social Europea.
Se trata de reducir los costes empresariales de manera drástica y trasladar todos los riesgos hacia las personas trabajadoras, las cuales verán disminuidos sus salarios diferidos (cotizaciones a la seguridad social), al tener que dedicar un porcentaje de las aportaciones empresariales a una cuenta individual (Fondo de la persona Trabajadora), la cual será gestionada por el sistema financiero. Cuando la persona trabajadora sea unilateralmente despedida de la empresa, o bien se financia el mismo el despido o vuelve al mercado de trabajo con lo que tenga en la mochila austriaca-española. Y si al final de su ciclo laboral le sobra algo en la mochila, pues a financiarse su pensión. Hablando claro: Seentroniza, en consecuencia, el despido libre y gratuito.
Si se vuelven a bajar las cotizaciones sociales, si no se crean impuestos fuertes sobre los beneficios, las fortunas y los patrimonios; si encima se elimina el impuesto extraordinario a la banca y a las energéticas; si se bajan aún más los impuestos de sociedades, los tramos altos del IRPF, el patrimonio y se fuerza a las personas trabajadoras a jubilarse hasta los 72 años…nada estará resuelto, sino es la barbarie en su explosión contra la Vida.
Nos encontramos ante una carencia -no solo ausencia- por parte del capitalismo y sus representantes políticos de ahondar en la diversidad interna de la estructura productiva, limitando el modelo a su tradicional dependencia de los sectores del turismo y la construcción y estos a su vez, son los que reflejan condiciones materiales (salarios, tiempo de trabajo, derechos) precarias y muy en la línea del modelo de explotación y servidumbre del capitalismo.
Ayer, hoy y sobre todo pensando en el mañana y construyendo futuro en el hoy, es necesario dar la vuelta a los ataques de los derechos laborales, sociales y políticos llevados a cabo desde el 2008 hasta estos momentos, porque de seguir asumiendo (por acción u omisión), esta agenda de reconstrucción, significa lisa y llanamente dejar en la estacada a las clases asalariadas (más del 52% de las mismas no llega a los 21.000€ anuales), al igual que a las personas pensionistas (ni tan siquiera perciben el SMI el 53% de los nueve millones de pensionistas) y permitir la cimentación de un futuro precario, frágil, violento, para mujeres, migrantes, personas diversas.
Ayer, hoy, la defensa de una vida digna de ser vivida, así como de las condiciones y requisitos materiales que la hacen posible, choca de pleno con las ambiciones de unas élites acostumbradas a depender de los resortes estatales (es decir de la expropiación de la riqueza que generamos la mayoría social), para defender sus privilegios. La disyuntiva es clara, o bien nuestras vidas, o bien sus dividendos.
Secretariado Permanente del Comité Confederal

