Jueves, 23 Diciembre 2021 11:59

La esperanza de vida a los 65 años se desploma.

 

Uno de los argumentos estrella que el dogmatismo economicista propaga desde hace demasiado tiempo, es que vivimos demasiado y eso provoca la insostenibilidad del sistema público de pensiones. Ante ello, las recetas que con pagada insistencia airean a los cuatro vientos pasan, necesariamente, por alargar la vida laboral, moderar el importe de las pensiones, rebajar las cotizaciones sociales y suscribir un plan privado que complemente la pensión pública.

La mayoría de estas recetas hacen aguas cuando se las analiza con detalle, pero nos centramos hoy en la que concierne a la esperanza de vida y a la bajada en el número de pensionistas. ¿Qué nos dicen los próceres del sistema sobre este asunto?:

El FMI, en abril de 2012, pide bajar las pensiones “por el riesgo de que la gente viva más de lo esperado”.

El que fuera Ministro de Economía y Hacienda del gobierno japonés, Taro Aso, dijo: “el deber patriótico de los ancianos es morirse cuando les corresponde”, insinuando además que les correspondería morirse lo antes posible. Por cierto, este señor ya cumplió los 81 años y sigue vivo, deserta de la tradicional práctica samurái del harakiri y se decanta por emular aquello que nos decían los curas cuando les pillábamos en algún renuncio: “haz lo que yo digo, pero no hagas lo que yo hago”.

En España, el neoliberal Fdez. Villaverde dejó escapar, por escrito: “el riesgo” que la supervivencia supone para el sistema. También que la mortalidad, entre los 65 y 67 años, se haya reducido de manera dramática”.

Estos son los argumentos que conducen a las recetas apuntadas antes, recetas que enmascaran un solo deseo: privatizar el sistema público de pensiones, trasladarlo al mercado. Visitemos ahora los datos objetivos ofrecidos por el INE y la Seguridad Social.

Según los datos publicados recientemente por el INE el número de defunciones se disparó un 17,7% en el año 2020: perdieron la vida 492.930 personas, el máximo de muertes desde 1941 y 75.305 más que en 2019.

La esperanza de vida a los 65 años ha bajado considerablemente en el año 2020, 1,16 años, respecto a la esperanza de vida del año anterior. Hemos retrocedido al nivel de hace más de 11 años. En Madrid la bajada ha sido muy superior de 2,45 años.

Esta apreciable bajada de la esperanza de vida vendría a significar que el denominado factor de sostenibilidad sería totalmente inoperante dado que se fundamentaba en un progresivo aumento de la esperanza de vida que ya no es tal, debía entrar en vigor en el año 2023, tomando la esperanza de vida de los 5 años anteriores sin contar el 2022, el resultado sería negativo.

 

Esperanza de Vida a los 65 años, según sexo:

 

esperanza de vida a los 65 según sexo

tabla

 

 

Pero este y otros datos han pasado desapercibidos, no se consideran dramáticos. Tampoco salen a la luz, con similar profusión, otros datos, lo que pone en evidencia cuales son los intereses de los grupos de presión mediática. Que baje la esperanza de vida y, en consecuencia, el número de pensionistas es una anécdota que carece de importancia. Que la generación del baby boom comience a jubilarse, eso sí que es un drama para el poder financiero y sus economistas de cabecera.

Habitualmente el número de pensionistas suele subir anualmente en más de cien mil, en el año 2020 el aumento se quedó en 7.640, en porcentaje, en los últimos años, el aumento anual en el número de pensionistas era de media del 1,28%, en el 2020 se quedó en el 0,08%.

 

tabla 2

tabla 3

 

                          

HISTORICO DE BAJAS Y ALTAS DE PENSIONES

 

Año: 2.019   2.020   2.021

 

                                                   Bajas         Altas           Bajas              Altas          Bajas          Altas

                                                                 

 


Enero

42.015

53.248

35.186

39.256

60.999

56.316

Febrero

56.328

54.129

57.225

51.134

45.227

53.286

Marzo

39.565

49.291

43.370

36.274

40.038

49.569

Abril

37.167

46.051

69.857

31.232

38.006

48.327

Mayo

36.378

52.980

40.056

40.569

36.235

54.724

Junio

33.679

42.913

33.086

45.766

35.897

49.328

julio

36.215

46.223

38.889

49.521

36.565

46.016

Agosto

32.723

36.415

36.578

37.179

37.073

42.345

Setiembre

34.397

42.613

41.283

47.555

40.537

45.174

Octubre

37.750

52.501

43.078

54.280

36.321

52.586

Noviembre

31.273

47.971

39.826

58.162

 

 

Diciembre

35.550

35.255

39.490

40.915

 

 

                                                                                                                                  (Fuente: elaboración propia en base a los datos de la pág. Seg-Social)

 

 

En este cuadro podemos apreciar las bajas de pensiones que son consecuencia de la pandemia, con especial incidencia en los meses de abril y mayo y repuntes acordes a las distintas olas que se fueron produciendo.

Es posible que a corto y medio plazo también se produzca un aumento de las bajas a consecuencia de los recortes que ha sufrido y sufre la sanidad pública, a lo que hay sumar la sobrecarga de trabajo que está suponiendo la pandemia de cara a prevenir otras enfermedades que ahora se detectan demasiado tarde.

Estos datos deberían provocar una reacción contraria a las actuales medidas de recorte que se están tomando: primar el retraso en la edad de jubilación, penalizar su adelanto, etc., pero no, se pasa de puntillas.

En otros países la edad de jubilación baja cuando se reduce la esperanza de vida. Eso ocurrirá en Portugal, que en el año 2023 bajará en tres meses la edad de jubilación al haber disminuido en cuatro meses su esperanza de vida entre 2019 y 2021.

El ministro Escrivá, como portavoz político del poder económico, intenta convencernos, con escaso éxito, de lo saludable que es prolongar el tiempo de trabajo, habla del valor del “talento senior”, claro que ese talento se transforma en moneda de cambio cuando se trata de grandes empresas: prejubilaciones a los 54 años en telefónica, bajas incentivadas y prejubilaciones en el sector bancario, etc... La edad ya no importa, la bajada de la esperanza de vida ni se menciona, el talento senior desaparece, se trata de suprimir puestos estables y cambiarlos por otros de peor calidad y, en consecuencia, degradar y hacer desaparecer servicios imprescindibles para una buena parte de la población: oficinas bancarias rurales, acceso en condiciones a internet, etc.

La huida hacia adelante continua. Que un mal dato o dos o tres, no obstaculicen un buen recorte.

Santiago Herranz Castro.